Recuerdo que uno de mis profesores nos decía que España es el pais de las chapuzas. Que aquí poca gente quiere hacer las cosas bien esperando que sea otro el que solucione el asunto.
Me vienen a la cabeza todos los disgustos que se llevó una amiga mía tratando de reformar su nueva casa. Cada día encontraba algún desperfecto que alargaba todavía más sus obras y el día de su independencia. En su desesperación, llegó a pensar que su propia madre, reacia a que la chica se fuera a vivir sola, sobornaba a los obreros para que siempre hicieran algo mal. Cada vez que pedía explicaciones se encontraba con la ignorancia por respuesta y una sutil descarga de responsabilidades hacia cualquier otro de los profesionales que trabajaban en su casa.
Esta noche en el tren de vuelta a casa, escuchaba la conversación entre una madre y su hijo. La madre le reprochaba sus malas notas y su mala conducta en el colegio a lo que el niño le ha respondido: "Me aburre hacer las cosas bien porque eso me quita tiempo para descansar y divertirme".
Con este escueto razonamiento, un niño de unos diez años ha resumido a la perfección toda la filosofía de un pais entero, que según mi profesor, está especializado en hacer las cosas mal para que sea siempre otro el que las arregle.
En cuestión de segundos han pasado por mi mente desastres en obras públicas como las del Carmelo en Barcelona, facturas telefónicas erróneas, manchas de humedad en mi casa porque a mi vecino le costaba llamar a su seguro etc. Incluso a nivel más personal, me he arrepentido de algunos apaños que he hecho hoy mismo con la intención de ganar tiempo.
La satisfacción de un trabajo bien hecho evita que te vayas a la cama con preocupaciones o insomnio y reduces al máximo desagradables sorpresas que puedan venir en el futuro. El orgullo que produce el reconocimiento de los demás hacia tu trabajo es inmenso y te recreas en el largo y minucioso proceso que te ha conducido al éxito.
Pero......siendo sincero, he de confesar que tampoco he podido evitar sentirme cómplice del niño porque, en ocasiones yo también me aburro haciendo las cosas bien.