GOOOOL

Ayer el Barça ganó la liga y a mi ni chus ni mus. Alguien como yo, que no sabe ni lo que es un fuera de juego o por qué motivos se pita un penalty, no puede estar muy interesado en el deporte rey.
De pequeño siempre te hacen la típica pregunta: "Nene, tú eres del Barça, del Madrid, o del Valencia,como tu padre?". Si me hubieran preguntado si era de Spandau Ballet o de Duran Duran lo habría tenido mucho más claro y me habría posicionado enseguida.
Mi madre me apuntaba a multitud de actividades deportivas y de todas me expulsaban. En el colegio recuerdo que algun profesor me mandó regar los geranios del patio, una actividad reservada a los alumnos que no sentíamos ningún interés por un balón rodando y que simplemente lo mirábamos pasar.
Esta noche he podido escuchar hasta las tantas de la madrugada el ir y venir de coches de policía y ambulancias con motivo de esas fiestas borregas que se montan cada vez que el Barça gana algo.
En mi trabajo los hay que fueron a celebrarlo hasta altas horas de la madrugada y el jefe al verlos agotados ha comprendido su gran esfuerzo. Actuaría de la misma manera si mañana yo fuera con la misma actitud por haber estado festejando que Fangoria inica la grabación de nuevo álbum? Seguramente no, porque no es de interés general, claro.
Otro personaje de la empresa ha pedido un crédito para costearse el viaje a la final de la Champions en París, uno de esos con Cofifidis que tanto sangran a base de intereses, cada minuto de juego le va a salir por unos 10 o 15 euros como mínimo, un poco caro no?.
He leído que esas entradas en la reventa podrían alcanzar un valor de unos 2000 euros!.
Algunas de mis parejas, en nuestros inicios me confesaban que no eran fanáticos del futbol, misteriosamente los días de partido desaparecían.
Pero adoro los días en los que hay partido. El tren o el metro van mucho más vacíos de lo normal y puedes elegir el sitio donde quieres sentarte, incluso puedes desplegar el periódico completamente sin molestar a nadie. Pocas veces tienes problemas para entrar en un restaurante sin haber reservado antes, en el más solicitado de la ciudad te recibirán con los brazos abiertos. Tampoco hay colas en el cine y encuentras entradas para el teatro sin haberlas comprado con antelación. En el video-club, las películas más solicitadas están libres y a tu disposición.
En definitiva, son 90 minutos en los que todo parece paralizarse y sientes la ciudad mucho más tuya que nunca.